Max Rencoret, estudiante
de Ingeniería de la Universidad Católica de Chile, se encontraba de vacaciones
fuera del país junto a un primo, cuando en una de esas fiestas para no olvidar
tomaron una fotografía a un amigo que estaba borracho. Al día siguiente esa
imagen fue compartida por Whatsapp y así, en cosa de horas, ya circulaba en
Facebook, Instagram y Pinterest.
Lo que no sabían Max y su
primo eran las consecuencias que esta difusión traería: La novia, la familia y
el jefe del amigo vieron la fotografía, y tanto quienes la enviaron como quien
aparecía en la imagen se metieron en un gran problema.
Pero como de toda crisis
nace una oportunidad, Max, junto a Benjamín Molina, Víctor Pellegrini y Delfina
Fantini, los socios fundadores de este emprendimiento, crearon Blink Me,
aplicación chilena que a través de teléfonos celulares permite enviar imágenes
que aparecen por solo segundos y luego desaparecen sin dejar rastro, y que
puede ser descargada en sus versiones para Android y Iphone en www.blinkmeapp.com.
Hoy, la aplicación es una
realidad, y en cerca de dos meses ya más de 30.000 usuarios, principalmente en
Latinoamérica.
Blink Me puede ser usada
de muchas formas. El uso más común es el chat de imágenes, que permite
compartir fotos instantáneas del momento, las que a su vez no gastan memoria
del celular y tampoco lo hacen más lento. También puede ser utilizada para el
envío de fotografías de personajes famosos y de farándula, otras más
vergonzosas o sexy; o compartir el vestido que una mujer se está probando en el
mostrador para que su pareja lo vea.
“Hoy cada persona inventa
nuevos usos para la aplicación. Vivimos una época en que todo el mundo comparte
sus vidas en las redes sociales sin saber las consecuencias que eso puede
tener. Con Blink Me, uno comparte con sus amigos pero de forma privada, sin que
quede registro y por tanto no afecta su reputación”, sostiene Max Rencoret.
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