Entre
los factores que motivó este proyecto, se encuentra el hecho que en este espacio suelen
darse cita amantes del fútbol que pertenecen a diferentes comunidades indígenas y afrodescendientes, las
cuales, que tiempo atrás fueron protagonistas de fuertes conflictos que hacían
que la zona mantuviera en guerra. Hoy, gracias al deporte, dichas diferencias
fueron superadas y todos conviven y juegan sin importar su raza u origen.
Una nueva cancha para la zona
El
espacio de concentración deportiva, era un terreno pequeño con una capa de cemento
esparcida por encima, sin desagües ni ningún tipo de adecuación especial. Esto
hacía que muchas veces los juegos fueran cancelados y las actividades con la
comunidad no pudieran desarrollarse como
se programaban.
Al
conocer estas dificultades, Pony Malta tomó la decisión de apoyar a esta comunidad, y
a través de la donación de una nueva cancha con unas condiciones óptimas, poner
un granito de arena en el proceso de construcción de valores
que allí se viene generando.
“Para nosotros este proyecto se ha
convertido en uno de los más importantes, ya que además de hacer un aporte a la
comunidad, nos permite continuar con nuestra misión de fomentar el talento
deportivo de nuestros niños en Colombia sin
importar la zona o región en donde se encuentren”, Aseguro Néstor Montoya,
gerente de marca Pony Malta.
La
nueva cancha ahora cuenta con un sistema de drenaje que evita que cuando llueve
esta se inunde. También, tiene nuevas y mejores
demarcaciones reglamentarias tanto para fútbol, como baloncesto y vóleibol.
Arcos, mallas y tableros de cancha multiplex y unas graderías laterales que
permiten a los observadores disfrutar de los juegos y actividades.
“Contar con esta nueva cancha es muy bueno
para nosotros porque nos permite tener a todos los chicos entretenidos y
pensando en el deporte , en vez de estar concentrados otras cosas malas”,
asegura Maryeli García Candelo, joven líder comunitaria de la zona y una de las beneficiadas con esta obra.
Con
espacio deportivo se benefician cerca de 600 personas, de las cuales 400
niños,
niñas y jóvenes pertenecen a los programas de la fundación Tiempo de Juego y a
más de 5 resguardos indígenas entre los que se cuentan: Unión Málaga, Parte Baja de Rio Saija, Parte alta sur del rio Saija,
Resguardo Indígena San Isidro Nueva Unión Almorzadero, entre otros.
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