Unas
de las mayores preocupaciones de los padres de familia es el bajo rendimiento
académico de los menores y las dificultades que muchos de ellos presentan en
áreas específicas como las matemáticas y los idiomas. Ante esta problemática,
en muchos hogares se opta por contratar clases extracurriculares con el ánimo
de que los niños mejoren sus calificaciones.
Ricardo
Anzola, Gerente de Sector de Kumon, señala que esta es una estrategia válida en
aras de salvar las asignaturas que generan dificultad o incluso el año escolar,
sin embargo, lo ideal sería desarrollar la capacidad intelectual de los menores
y así generar habilidades académicas y personales para toda la vida.
Según
Anzola, el ser humano tiene una capacidad ilimitada de aprendizaje que muchas
veces no es aprovechada y por ello, métodos de educación no tradicional
como Kumon le apuestan al desarrollo intelectual y personal de los
individuos por encima del cumplimiento de las obligaciones académicas.
La
metodología extracurricular desarrollada por el japonés Tōru Kumon tiene
como principal objetivo enseñar a sus alumnos a aprender por sí mismos por
medio de la resolución de cuadernillos de ejercicios, que
gradualmente se hacen más complejos, hasta que el estudiante alcance un nivel
avanzado de destreza. “Es importante entender que cada niño tiene su
propio ritmo, por eso se debe ir paso a paso, sin sobrecargas y evitando
generar sentimientos de frustración y enojo en los menores” asevera Anzola.
En
muchas ocasiones la educación tradicional está complicando académicamente a sus
estudiantes al enfrentarlos una y otra vez con los mismos ejercicios que le
generan dificultad y al tener que acoplarse al ritmo de grupos de hasta 40
personas y no a su propio proceso.
Por
ello, en el método Kumon a todos los estudiantes se les realiza un diagnóstico
inicial mediante el cual se establece qué habilidades tienen ya
desarrolladas. Luego de ello se ubica en un nivel que sea sencillo
para él, de modo que se sienta motivado y pueda iniciar su proceso
exitosamente, incrementando la dificultad de manera progresiva.
El
estudiante debe dedicar diariamente unos minutos de su día a la resolución de
las hojas de estudio. Este ejercicio debe realizarse de manera autónoma, por lo
que padres o tutores únicamente deben supervisar, sin participar, fomentando
así el aprendizaje autodidacta del niño.
“Kumon
requiere una dedicación diaria por parte del estudiante. De esta manera se
genera hábito y disciplina, valores que en occidente no están tan arraigados en
comparación con países como Japón”.
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